La parálisis cerebral infantil (PCI) engloba trastornos motores o del movimiento ocasionados por daño cerebral. De acuerdo con la jefa del Servicio de Neurología del Instituto Nacional de Pediatría (INP), Matilde Ruiz García, este padecimiento se puede desarrollar en el período prenatal, perinatal o posnatal y es la causa del 10% de los casos de discapacidad.
Este trastorno puede ser consecuencia de falta o deficiencia de oxígeno, hemorragia intracraneal y traumatismo, que pueden presentarse durante el parto o inmediatamente posterior al nacimiento.
En la etapa posnatal, es decir, después del parto y hasta los tres años de vida, la PCI podría ser ocasionada por enfermedades infecciosas, accidentes cardiovasculares y traumatismos. Entre el 10 y 15% de los casos ocurre por alguna alteración genética.
Según la especialista, la PCI se puede prevenir con un adecuado seguimiento médico del embarazo y atención de calidad durante el parto. Además, el diagnóstico se debe realizar durante los primeros tres años de vida mediante exploración física y estudios de resonancia magnética, electrocardiograma, encefalograma, potenciales evocados, evaluación audiológica, visual y nutricional, la historia clínica que abarque el embarazo, parto y periodo neonatal también es necesaria.
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Entre sus síntomas se encuentran: la dificultad y retraso del movimiento, del equilibrio y coordinación, la rigidez muscular, movimientos involuntarios e incontrolados, inestabilidad y otras alteraciones neurológicas, como dificultad de aprendizaje y epilepsia. Con frecuencia se identifican en los primeros meses y años de vida.
Por esta razón, recomendó a las mujeres que planean embarazarse someterse a evaluación médica, mantener el control prenatal para reducir riesgos y atender oportunamente problemas, como infecciones durante los primeros meses del embarazo. De igual manera, es importante la atención adecuada del parto y valoración de la persona recién nacida.
El tratamiento debe ser integral, con la participación de especialistas en pediatría, neurología, cardiología y neumología, aunque también intervienen otras áreas como psicología y fisioterapia ocupacional y de lenguaje. Debe elaborarse en función de las necesidades de la persona.
En el marco del Día Mundial de la Parálisis Cerebral, la especialista se pronunció a favor de eliminar el estigma y fomentar la inclusión de estas personas a la sociedad, ya que tienen gran potencial y requieren espacios de oportunidad y desarrollo.
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RGP